Tuzsaharianos

Encuentros en la 3ª parada.

Esta mañana, subiendo al bus para ir a currar, me he dado cuenta de que no llevaba la cartera. Lo primero que he hecho ha sido mirar a ver si estaba por ahí un compi que siempre se pone en el mismo rincón de pie, pero no estaba. Son pocas paradas, he pensado, mientras que me rebusco un poco me hago la mitad del camino y de ahí llego andando. Cuando me he cansado de buscar, le iba a decir al conductor lo que pasaba, pero se hacía el longuis. Bueno, ya se lo diré en un semáforo en rojo. Pero el tío como si no me viera. Bueno, he hecho el camino entero y al ir a bajar, encuentro al compañero que por una vez se había sentado, de espaldas y no nos habíamos visto. Le habían quitado su rincón. Bueno, un conductor comprensivo con los currelas.

La jornada se ha alargado y he salido pitando. He corrido para coger el bus parado en final de línea, y subo. El conductor estaba en el bar de al lado. Bueno, vamos a esperar para pagar, ahora que llevo 80 centimacos que me ha dejado el Manuel. Un buen buen rato después, aparece el conductor anunciando: hala, que nos vamos! Un jubilado pasa con su carnet, y yo pongo los 80 céntimos en la repisa.
- ¿Qué quieres, un billete? (El Conductor Adivino)
- No, un café con leche y un croissant.
- Qué hay ahí, 80?
- Ehhh... sí.
El Conductor Adivino sonríe y me da un billete. Nada, que no me esperaba hoy estos pasajes matutinos con los conductores de Tuzsa. Que hay de todo, eh, hasta familia mía.